24 mayo 2010

Los caminos del gol son inescrutables


Estamos en época de cambios, realmente el fútbol siempre está inmerso en ellos: hoy gana Italia el Mundial, pero mañana Europa será conquistada por España. Hoy el Barcelona es campeón de Europa, pero después Mourinho hará campeón al Inter. Grecia ganó la Eurocopa, pero anteriormente fue el Brasil de Ronaldo y Rivaldo quien se llevó el cetro mundial en Corea y Japón. ¿Quién tiene la potestad suficiente como para afirmar categóricamente que un estilo funciona mejor que otro? Un servidor no cree necesario entrar a debate acerca de qué prefiere el aficionado, quien indudablemente se decantará sin ambages por el buen trato al balón, el buen gusto y los goles. Y hablando de goles: esos que suben al marcador, que inclinan la balanza a favor de unos y desgracia de otros, el cielo y el infierno, el día y la noche, la gloria o el fracaso. Existen de muy diversas maneras y hay todo un trabajo detrás para que llegue a consumarse, pero la realidad es que el final siempre es el mismo: un esférico tocando la red.


El fútbol ha estado de enhorabuena en los últimos años ya que ha visto cómo equipos que han procurado llegar al gol a través de cuidar con esmero el balón han sido quienes han alzado la copa de campeones: así logró la España de Luis Aragonés la Eurocopa de 2008, así conquistó el Barcelona de Guardiola nada más y nada menos que seis títulos en un solo año. A cualquiera le encantaría que el fútbol fuese siempre de esta manera, que los partidos se caracterizasen por tener a dos equipos que pelean de tú a tú con el balón como arma y el espectáculo por bandera. Pero este año apareció en escena un portugués que tenía el objetivo primordial de ganar, osado él, todo aquello que estuviese en juego, tal y como hizo el entrenador azulgrana hace tan sólo un año. Y lo consiguió, se podrá debatir la manera en la que sus pupilos lograron que el balón tocase la red, pero lo realmente indudable es que la pelota traspasó la línea de gol, y lo hizo tantas veces que el Inter de Mourinho ha acabado la temporada, merecidamente, como campeón del Calcio, la Coppa y la Champions.



El Barcelona fue, en términos quizá demasiado categóricos, el equipo total: lo ganó todo, lo hizo con un fútbol atractivo y, por si fuera poco, con varios jugadores de su cantera. Su afición tiene grandes razones para sentirse orgullosa de su club, ¿pero quién podría dudar de que el aficionado interista es ahora mismo el más feliz dentro de este universo cambiante y a veces abstracto llamado fútbol? ¿Acaso algún nerazzurri tendrá síntoma alguno de pesadumbre por no haber ganado el ansiado triplete con un fútbol atractivo para el espectador? El Barcelona se ha ganado por derecho propio un lugar en la historia como el mejor equipo azulgrana de siempre, pero cierto es también que dentro de unos años se recordará que el Barcelona ganó seis títulos, pero no habrá al lado un asterisco para especificar más abajo que se logró con un fútbol espectacular, al igual que ocurrirá con el Inter de Mourinho. El aficionado barcelonista recordará con cariño la temporada en la que su equipo lo ganó todo jugando a un gran nivel, pero el mundo del fútbol, fuera de afinidades, recordará igual el triplete de unos y el de otros.


Se recuerda al Dream Team de Cruyff como un equipo que lo ganó todo con buen fútbol, pero no se recuerda menos a un impresionante Milán de Sacchi que destacaba más como un bloque con grandes individualidades como Gullit y Van Basten. El fútbol es selectivo y no perdona a los subcampeones, quienes irremediablemente caen en el olvido, pero a los campeones les reserva un lugar en el Olimpo, y lo de menos es cómo han llegado hasta ahí ya que lo que realmente importa es que el balón haya tocado la red. Por eso el defensa es un actor secundario y el portero el malo de la película, y por esa razón el delantero es el actor principal: Porque el gol es la gran virtud del fútbol.



El fútbol italiano exportó al mundo el famoso Catenaccio, y técnicos como Helenio Herrera anteponían la victoria a todo lo demás. Sacchi y Capello son dos claros exponentes de esta máxima, y técnicos como el propio Mourinho o el español Benítez enseñan a su equipo a ganar antes que a tratar bien al esférico. Con el paso del tiempo, quien esto escribe tiene la sensación de que si un equipo tiene urgencias por ganar, un técnico de este perfil es la elección idónea. Lo decía Van Gaal tras perder la final de la Champions: “es mucho más fácil ganar defendiendo”. Enseñar a un equipo a atacar con criterio, a asociarse, a acatar mecanismos de juego colectivo en ataque, requiere quizá más trabajo, y no es mi intención desdeñar ni mucho menos el trabajo defensivo y el buen hacer colectivo de un equipo en defensa, pero apostar por un juego atractivo requiere paciencia, algo que no existe en muchos clubes. Y no sólo eso, sino que ha de tener también jugadores más específicos, virtud de la que muchos entrenadores no disponen. ¿Quién diría que Hiddink, ex de la selección holandesa, era un entrenador defensivo? En el Chelsea lo fue, con una plantilla a la que se le podía explotar más sus virtudes con un juego basado en el contragolpe.


El Madrid de Calderón quería a toda costa ganar algún título después de una larga sequía tras el declive galáctico y su nombre fue Capello, el resultado fue una liga. El Inter llevaba nada más y nada menos que 45 años sin levantar el mayor trofeo continental de clubes, y con Mourinho lo consiguió tras dos temporadas en el club. El Liverpool, tras 20 años de sequía, logró ganar la Champions en el primer año de Rafa Benítez en Anfield.


Es quizá muy discutible que lo mejor para el fútbol sea que camine por estos derroteros, pero si el bien necesita el mal, si el Ying necesita el Yang, y si el día necesita a la noche… el fútbol necesita tanto a Guardiola como a Mourinho. A mí no me pregunten, cosas del equilibrio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, si señor.
Nada que añadir, solo una pequeña cuestión a ver que opinas, crees que este barça ha hecho "daño" al fútbol? me explico, ya parece que si no ganas jugando al toque-toque y demas es que no juegas bien. a mi es la sensación que me da, cuando hay miles de estilos válidos y tan bonitos de ver o mas que el juego del barça.
Un saludo del defensor de Romero, jaja. xD

Arkangell dijo...

Muchas gracias, Mr. Romero xD Ni mucho menos el Barça ha hecho daño al fútbol sino todo lo contrario, pero sé a lo que te refieres. Supongo que todo es cuestión de rachas y de épocas, lógicamente el aficionado preferirá que se gane jugando bien, pero el camino hacia la victoria tiene muy diversas ramificaciones, todas igual de válidas.

Con el sexteto barcelonista sí, parecía que si no se ganaba jugando bien no era un triunfo igual de válido, y en muchos sectores se ha dado esa impresión en el último año, pero como decía todo es cuestión de rachas, y con el triplete del Inter se ha demostrado.

Por mi parte, si España gana el Mundial me da igual que lo haga con un juego atractivo o racaneando fútbol, ¿Dónde habría que firmar?

Saludos.