23 abril 2010

Casillas y su portería




Y es que a estas alturas, y desde hace ya largo tiempo, nadie puede discutir que la portería madridista tiene dueño y que el guardián del arco del Bernabéu no es otro que Iker Casillas. Su nombre surgió cuando el club más lo necesitaba: Cañizares había emigrado rumbo a Valencia hastiado de esperar sentado en el banco de reservas su oportunidad, Illgner se hallaba en la cuesta debajo de su dilatada carrera y Bizarri demostraba una y otra vez que no era un portero con el nivel suficiente para defender una portería exigente como la del club de Chamartín. Desde su debut en San Mamés de la mano de Toshack, Casillas ha sido dueño y señor de la portería del Real Madrid con un único paréntesis a favor de César, hoy portero del Valencia. Los años no hicieron sino confirmar que se trataba no sólo del mejor portero español sino uno de los mejores del mundo, y el puesto de número uno acabó por confirmarse en la Eurocopa ganada con España en el 2008, máxime en los agónicos cuartos de final que midieron a Italia y la posterior tanda de penaltis donde enfrente estaba el otro gran portero del último lustro en el panorama internacional, Gianluigi Buffon. Ahí llegó su definitiva consagración internacional.


Hoy en día Casillas sigue siendo el indiscutible portero del Real Madrid y de la selección española, y considerado el mejor guardameta del mundo a tenor de las clasificaciones en los premios individuales, pero hay algo en su halo que ya no brilla de la misma manera que hace un par de años ni sus alas parecen tan grandes como entonces, como si su portería se hubiese hecho más grande o su figura más pequeña de modo que los delanteros rivales viesen más espacios por donde introducir el balón en la red. No es mi intención dudar de Casillas ni de su nivel, un nivel que en lo más alto es inalcanzable para ningún portero de la actualidad, pero sí es cierto que no está en su mejor momento posible.


Y en ésas aparece Valdés, quien en los dos últimos años ha logrado que su gráfico de rendimiento sea dispar al de su colega madridista de modo que conforme una línea ascendente. Aunque con Rijkaard ya demostró mejoría, fue con la llegada de Guardiola con la que pareció templar los nervios y confirmarse como un gran portero. Son muchísimas las voces que demandan su presencia en el ya cercano mundial de Sudáfrica, y entre ellas algunas proclaman que Valdés estaría actualmente, a tenor del estado de forma, mejor preparado que Casillas para ser titular con la Roja. Han sido Valdés y sus intervenciones quienes han propiciado este debate, pero también lo ha sido Casillas. A Casillas se le ve acomodado, conforme con lo conseguido. Lo ha ganado todo con su club y ha sido considerado el mejor sin discusión, ya no tiene ese ansia, esa ambición por ser el número uno, y es en eso en lo que principalmente le aventaja Víctor Valdés.


Por otra parte, puede que sea casualidad que el rendimiento de Iker haya bajado en los dos últimos años, los mismos que Diego López lleva defendiendo la meta del Villarreal. No lo creo. La presencia de Dudek en la plantilla blanca es más que consabida a la suplencia, no supone ningún riesgo para el de Móstoles a la hora de discutir su titularidad y eso es contraproducente para la motivación de un futbolista. En la portería, como en cualquier otro puesto del once, debe haber competencia, nada de fichajes hechos para el banquillo. César le discutió la titularidad, mientras que en el año de Capello, éste llegó a sopesar la posibilidad de que Diego López asumiese la titularidad -conocido es el gusto del técnico italiano por los porteros altos, no en vano fue él quien solicitó el fichaje de Illgner en su primera etapa en Madrid-. El hoy tercer portero de la selección aprovechó muy bien sus contadas ocasiones y suponía una amenaza para Casillas. Dudek nunca lo ha sido.


El meta polaco termina en junio su vínculo con la entidad madridista y salvo sorpresa mayor como el pasado verano no renovará su contrato. Para sustituirle existen dos opciones: dar la oportunidad a un meta de la cantera o realizar un nuevo fichaje. Dentro de la cantera hay alternativas, Adán era uno de los guardametas con mayor proyección de su generación pero una lesión cortó su progresión y se halla un tanto estancado, aún así es joven y es un buen portero. Por otro lado está Mejías que está ofreciendo un gran rendimiento en el Madrid C. Es internacional en categorías inferiores -si no me equivoco ha sido convocado alguna vez con la Sub21- tiene 21 años y mide nada más y nada menos que 1.95. Son porteros de calidad y futuro, pero… ¿supondrían realmente una amenaza para Casillas? ¿Motivarían lo suficiente a Iker como para no dar por sentada su titularidad? Ahí es donde entraría la razón de contratar un portero. Se habla de Diego Alves, el buen portero del Almería quien está firmando grandes actuaciones, entre ellas ante el mismo Madrid hace una semana, y que ha despertado el interés de varios grandes.


Casillas es un profesional intachable y no cabe duda alguna de que siempre da lo máximo de sí mismo, pero es humano, y como tal puede tropezar con la relajación o la falta de una total motivación. Sigue siendo el mayor número uno de todos, pero debe pelear por mantener tal condición.

22 abril 2010

El trono europeo




Las crónicas recordarán que la alianza entre españoles, alemanes e italianos consiguió derrotar al poderoso imperio británico liderado por Rooney III, Señor de las tierras del norte, y que tras la sufrida victoria, dicha alianza se disolvió y entre ellos, a los que se unió el inesperado enemigo francés tras una cruenta guerra civil, se disputaron el ansiado trono europeo.


Los españoles cuentan con el más poderoso ejército de los que aún permanecen en pie y entre sus filas se halla el más intrépido guerrero que pisa los campos de batalla, un pequeño y escurridizo argentino, "diestro" en el manejo del arma, terror de las ordenadas filas contrarias. Un ejército experimentado que conoce lo que es saborear las mieles del éxito y que no dudará en atacar en el momento preciso. Pero bien harían en no confiarse pues enfrente tendrán a los ordenados y poderosos legionarios italianos comandados por el general Mourinho, veterano en estas lides, soldado de fortuna que ansía volver a dominar Europa tras el éxito conseguido años atrás con el ejército portugués. La guardia pretoriana del general Mourinho no dudará en aplastar al ejército de Guardiola si éste osa atacar el bastión italiano, entre cuyos muros se esconde, agazapado entre las sombras, esperando su oportunidad, El León Indomable, furioso estilete con ansias de venganza.


La tragedia puede sobrevolar en los campos de batalla, pues allí tomarán parte dos hermanos, uno en cada bando, ambos provenientes de la Argentina que un día lucharon juntos bajo la misma bandera y que hoy son enemigos. De la Casa Milito, uno portando espada, otro alzando su escudo, pueden derramar la misma sangre sobre un suelo que se convertirá en mudo testigo de una dura contienda.


Más al norte se librará otra cruzada en pos de dominar el trono europeo y beber el vino de la victoria en la Copa que se otorga al propietario del trono, ostentoso objeto del cual reza la leyenda que todo lo oye y en ella se queda grabado. Los temidos y salvajes bárbaros, ausentes de grandes empresas durante largo tiempo, se han alzado de nuevo bajo las órdenes de su nuevo general, que no es alemán pero lo parece. Sus dos más temibles guerreros, El holandés errante y El francés de cristal, de quien se duda su compromiso para con el ejército bárbaro, provocan el miedo en toda la vieja Europa. Enfrente tendrán a los franceses, los antaño irreductibles galos, quienes tras dominar su país durante un lustro se vieron sometidos por las novicias tropas de Burdeos, pero tras dirimir en feroz guerra civil la posesión de la corona francesa serán los lyoneses quienes porten la bandera de su patria ante los salvajes bárbaros. Difícil empresa, bien considerado para los galos estará contar entre sus provisiones con varias pociones mágicas.


Dos batallas, dos ganadores y dos perdedores. Los dos triunfadores llegarán al último escenario, al campo de batalla final, los campos del Bernabéu cuyo ejército largo tiempo comandó Europa bajo el liderazgo de Don Alfredo, la Saeta le llamaban, y que años más tarde reconquistó las tierras perdidas bajo la fuerza y el empeño de un joven talentoso llamado Raúl el Grande, y espera su oportunidad para volver a pasear su gloria por el viejo continente bajo la Bandera Real y con su ejército liderado por uno de los más bravos guerreros del nuevo mundo: El Cristiano Portugués.


Allí, en lo más alto de la fortaleza blanca estará el emperador Florentino II el Generoso, testigo del final de la guerra, paciente ante el veredicto definitivo que nombrará al nuevo Rey de la vieja Europa.


Cuatro contendientes, un trono por conquistar.