24 mayo 2010

Los caminos del gol son inescrutables


Estamos en época de cambios, realmente el fútbol siempre está inmerso en ellos: hoy gana Italia el Mundial, pero mañana Europa será conquistada por España. Hoy el Barcelona es campeón de Europa, pero después Mourinho hará campeón al Inter. Grecia ganó la Eurocopa, pero anteriormente fue el Brasil de Ronaldo y Rivaldo quien se llevó el cetro mundial en Corea y Japón. ¿Quién tiene la potestad suficiente como para afirmar categóricamente que un estilo funciona mejor que otro? Un servidor no cree necesario entrar a debate acerca de qué prefiere el aficionado, quien indudablemente se decantará sin ambages por el buen trato al balón, el buen gusto y los goles. Y hablando de goles: esos que suben al marcador, que inclinan la balanza a favor de unos y desgracia de otros, el cielo y el infierno, el día y la noche, la gloria o el fracaso. Existen de muy diversas maneras y hay todo un trabajo detrás para que llegue a consumarse, pero la realidad es que el final siempre es el mismo: un esférico tocando la red.


El fútbol ha estado de enhorabuena en los últimos años ya que ha visto cómo equipos que han procurado llegar al gol a través de cuidar con esmero el balón han sido quienes han alzado la copa de campeones: así logró la España de Luis Aragonés la Eurocopa de 2008, así conquistó el Barcelona de Guardiola nada más y nada menos que seis títulos en un solo año. A cualquiera le encantaría que el fútbol fuese siempre de esta manera, que los partidos se caracterizasen por tener a dos equipos que pelean de tú a tú con el balón como arma y el espectáculo por bandera. Pero este año apareció en escena un portugués que tenía el objetivo primordial de ganar, osado él, todo aquello que estuviese en juego, tal y como hizo el entrenador azulgrana hace tan sólo un año. Y lo consiguió, se podrá debatir la manera en la que sus pupilos lograron que el balón tocase la red, pero lo realmente indudable es que la pelota traspasó la línea de gol, y lo hizo tantas veces que el Inter de Mourinho ha acabado la temporada, merecidamente, como campeón del Calcio, la Coppa y la Champions.



El Barcelona fue, en términos quizá demasiado categóricos, el equipo total: lo ganó todo, lo hizo con un fútbol atractivo y, por si fuera poco, con varios jugadores de su cantera. Su afición tiene grandes razones para sentirse orgullosa de su club, ¿pero quién podría dudar de que el aficionado interista es ahora mismo el más feliz dentro de este universo cambiante y a veces abstracto llamado fútbol? ¿Acaso algún nerazzurri tendrá síntoma alguno de pesadumbre por no haber ganado el ansiado triplete con un fútbol atractivo para el espectador? El Barcelona se ha ganado por derecho propio un lugar en la historia como el mejor equipo azulgrana de siempre, pero cierto es también que dentro de unos años se recordará que el Barcelona ganó seis títulos, pero no habrá al lado un asterisco para especificar más abajo que se logró con un fútbol espectacular, al igual que ocurrirá con el Inter de Mourinho. El aficionado barcelonista recordará con cariño la temporada en la que su equipo lo ganó todo jugando a un gran nivel, pero el mundo del fútbol, fuera de afinidades, recordará igual el triplete de unos y el de otros.


Se recuerda al Dream Team de Cruyff como un equipo que lo ganó todo con buen fútbol, pero no se recuerda menos a un impresionante Milán de Sacchi que destacaba más como un bloque con grandes individualidades como Gullit y Van Basten. El fútbol es selectivo y no perdona a los subcampeones, quienes irremediablemente caen en el olvido, pero a los campeones les reserva un lugar en el Olimpo, y lo de menos es cómo han llegado hasta ahí ya que lo que realmente importa es que el balón haya tocado la red. Por eso el defensa es un actor secundario y el portero el malo de la película, y por esa razón el delantero es el actor principal: Porque el gol es la gran virtud del fútbol.



El fútbol italiano exportó al mundo el famoso Catenaccio, y técnicos como Helenio Herrera anteponían la victoria a todo lo demás. Sacchi y Capello son dos claros exponentes de esta máxima, y técnicos como el propio Mourinho o el español Benítez enseñan a su equipo a ganar antes que a tratar bien al esférico. Con el paso del tiempo, quien esto escribe tiene la sensación de que si un equipo tiene urgencias por ganar, un técnico de este perfil es la elección idónea. Lo decía Van Gaal tras perder la final de la Champions: “es mucho más fácil ganar defendiendo”. Enseñar a un equipo a atacar con criterio, a asociarse, a acatar mecanismos de juego colectivo en ataque, requiere quizá más trabajo, y no es mi intención desdeñar ni mucho menos el trabajo defensivo y el buen hacer colectivo de un equipo en defensa, pero apostar por un juego atractivo requiere paciencia, algo que no existe en muchos clubes. Y no sólo eso, sino que ha de tener también jugadores más específicos, virtud de la que muchos entrenadores no disponen. ¿Quién diría que Hiddink, ex de la selección holandesa, era un entrenador defensivo? En el Chelsea lo fue, con una plantilla a la que se le podía explotar más sus virtudes con un juego basado en el contragolpe.


El Madrid de Calderón quería a toda costa ganar algún título después de una larga sequía tras el declive galáctico y su nombre fue Capello, el resultado fue una liga. El Inter llevaba nada más y nada menos que 45 años sin levantar el mayor trofeo continental de clubes, y con Mourinho lo consiguió tras dos temporadas en el club. El Liverpool, tras 20 años de sequía, logró ganar la Champions en el primer año de Rafa Benítez en Anfield.


Es quizá muy discutible que lo mejor para el fútbol sea que camine por estos derroteros, pero si el bien necesita el mal, si el Ying necesita el Yang, y si el día necesita a la noche… el fútbol necesita tanto a Guardiola como a Mourinho. A mí no me pregunten, cosas del equilibrio.

17 mayo 2010

Santander es un año más de primera... ¿Y de Europa?


Comencemos formalmente en los términos en los que procede empezar este post: El Racing elude el descenso y certifica la permanencia tras ganar en El Sardinero por 2-0 al Sporting de Gijón. Dicho esto admitiré que tengo sensaciones encontradas tras esta última jornada en la que el equipo santanderino ha asegurado un año más su presencia en la máxima categoría. Y digo esto porque lo que se supone tendría que haber sido una fiesta del racinguismo tras el partido se convirtió en una sonora pitada para el técnico Portugal y la directiva cántabra comandada por Pernía, principalmente debido a una campaña desastrosa como local en la que el equipo ha dado pocas alegrías en su estadio y un final de temporada que se preveía tranquilo y ha resultado finalmente agónico tras una mala racha de resultados.


Pinillos, capitán del equipo cántabro, declaraba al final del partido que a pesar de la victoria y la permanencia no había nada que celebrar, algo en lo que rotundamente no estoy de acuerdo: el equipo ha conseguido que Santander disponga un año más de equipo en primera división, que forme parte de los 20 equipos de una de las mejores ligas del mundo. El año que viene El Sardinero seguirá recibiendo al Madrid y al Barcelona y continuará codeándose con los mejores. Si uno ve la tabla de segunda división observa cómo un histórico como la Real Sociedad cumple su segundo año en segunda. O cómo el Celta, hace unos años en la Champions o metiendo cinco a la Juventus en la UEFA, está ahora más cerca de segunda B que del ascenso. O cómo otro histórico como el Betis tendrá que remar mucho si quiere volver a primera. Lo importante es que el año que viene el club estará en primera división, lo contrario habría sido un enorme problema tanto deportiva como económicamente. La afición tiene todo el derecho a mostrar su malestar, pero quien esto escribe opina que hoy no era el día, quizá a partir de mañana.


Del partido poco hay que contar: El Racing venció cómodamente gracias a dos goles de Tchité y el Sporting, que jugó con varios suplentes, apenas inquietó la meta cántabra. Se habló durante la semana del “Pacto de Llanes” y no seré yo quien niegue la evidencia de algo que ya hemos visto muchas veces en el fútbol en agónicas últimas jornadas, pero el Racing ha concluido la temporada con más puntos que otros cuatro equipos por méritos propios y ha asegurado la permanencia merecidamente. El partido de El Sardinero terminó con varios futbolistas regalando camisetas a la grada, no sé muy bien si con ánimo de agradecer a una hinchada que llenó el estadio o por deshacerse de existencias de una horrible tercera camiseta.



Se ganó la batalla en el campo, pero ahora la guerra estará en los despachos: el club ha de aclarar su situación y los dirigentes ser conscientes de que el club se halla inmerso en dudas y que una constructora clausurada no es el mejor aval para la supervivencia y bienestar de un club histórico como el Racing de Santander. Hace falta un proyecto deportivo y unas directrices que han de ser seguidas tanto dentro como fuera del campo, y no estar a verlas venir año tras año. Pero lo más urgente ahora mismo es aclarar un asunto que ha salido a la palestra en los últimos días: la posible presencia del Racing en Europa la próxima temporada.


En términos legales y atendiendo a las normas descritas por la UEFA, el Racing estaría con todo derecho en la Europa League la próxima temporada: Gane quien gane la final de Copa será un equipo que ya tiene asegurada su presencia en competiciones europeas por otros medios: El Atlético por ser campeón de la Europa League y el Sevilla por haberse clasificado para la previa de la Champions. Habría que irse a las semifinales, donde encontramos a un Getafe que se ha ganado su participación en Europa gracias al sexto puesto logrado en la liga, mientras que el otro semifinalista es el Racing, y las normas de la UEFA indican que la competición de Copa de cada país ha de llevar a un equipo a la Europa League.


No está claro el asunto, ya que en Inglaterra se han dado circunstancias similares y no se ha ido por los derroteros que llevarían al Racing la próxima temporada a Europa, ya que el Chelsea ha sido campeón de la F.A. Cup y disputará la Champions, y el Portsmouth, el otro finalista, no puede disputar competición europea alguna al estar sumido el club en un proceso concursal. En la Premier no han buscado en semifinalistas sino en el séptimo puesto de la liga para encontrar ese representante, que será el Liverpool. A esto precisamente se acoge el Villarreal, séptimo en liga, pero el Racing debería pelear por esa plaza ya que en teoría las normas están de su parte al afirmar que la Copa debe tener un representante en Europa. Otra cosa son los intereses de cada federación. En Inglaterra interesa que el Liverpool esté en Europa, ¿Ocurrirá aquí lo mismo con Racing y Villarreal?

16 mayo 2010

Antes de la Copa, objetivo cumplido



Cosas de la vida: en la temporada que más dinero ha invertido el Sevilla en nuevos fichajes fue un canterano quien les ha otorgado, en el último minuto del último partido, el objetivo de la temporada: la clasificación para la previa de la Champions. En algún momento de la temporada surgió la propuesta sevillista como alternativa al duopolio liguero, pero la realidad es que hoy por hoy Madrid y Barcelona son inalcanzables para el resto. Por lo tanto, en Sevilla pueden estar satisfechos pues el objetivo liguero ha sido cumplido tras una temporada agridulce.


Rodri, delantero, internacional Sub21, fue quien cerró el cuarto puesto con un remate acrobático en un partido repleto de golazos. Jesús Navas olvidó la irregularidad que le ha acompañado durante esta segunda vuelta y firmó un gran partido. De su bota derecha nacieron todos los goles sevillistas: En el primero sirvió un gran centro desde su banda que Kanouté remató perfectamente de cabeza. Un tanto de manual. En el segundo, el único de los cinco del partido que no se podría catalogar como gol de bella factura, nació de una contra de Capel con apertura a banda derecha que Chico introdujo en su portería tras centro del extremo diestro. En el definitivo y decisivo tercer gol, otra asistencia desde la banda de Navas fue rematada sin éxito hasta que llegó a las botas del canterano Rodri, quien ágilmente remató a la red certificando la clasificación sevillista para la previa.


Plantó cara el Almería, quien no se jugaba nada y que dignamente terminó la temporada. Tiene buenos argumentos este equipo con dos traviesos extremos como Piatti y Crusat y un baluarte en defensa como Chico, a los que habría que unir el portero Diego Alves, quien ha disfrutado de merecido descanso a favor de Esteban. Quizá un ariete de garantías es lo que le ha faltado al equipo de Lillo, ya que ni Goitom, ni David Rodríguez ni Solari lo son, y Kalu Uche no es una referencia en ataque. Resumiendo, les ha faltado Negredo, un Negredo que ha supuesto la nota negativa del Sevilla al ser expulsado tras mentar a quien no debía mientras charlaba con el asistente tras un fuera de juego señalado que sí era. Una expulsión que le costará la final de Copa. No ha sido la temporada soñada por Álvaro Negredo, quien empezó fulgurante con debut en la Roja incluido para perder fuelle a medida que la temporada avanzaba. Con 11 goles concluye la temporada, cifra aceptable pero que no supera sus registros en Almería. ¿Acudirá al mundial? Es un delantero del gusto de Del Bosque, quién sabe, personalmente lo veo como descarte. La calidad la tiene, y años por delante para demostrarla y seguir marcando goles.



Y hablando de goles, buenos fueron los dos marcados por Soriano y Ortiz para el Almería: el primero de volea, inapelable, y más aún el segundo con un disparo desde el pico del área de Juanma Ortiz al palo largo que Palop a punto estuvo de convertir en una de las paradas de la temporada. Gran trabajo de Lillo en un Almería que galopaba a la deriva de la mano de Hugo, quien a su vez salvó al equipo el año pasado. El guipuzcoano, uno de los últimos supervivientes de la escuela del toque, se ha ganado la renovación. Aún queda esperanza.


Y en ésas que también ganó el Mallorca su partido ante el Espanyol en el Ono Estadi. Un minuto le sobró al equipo balear en el transistor hacia Almería, hasta ese momento era equipo de Champions en lo que habría supuesto un merecido premio a una gran temporada, principalmente como local. No en vano, terminada la primera vuelta era el mejor equipo en su estadio de todas las ligas europeas. Ahí es nada, un equipo que año tras año sufre una auténtica salida en tromba de sus mejores futbolistas. Increíble el trabajo de Manzano. Finalmente termina la temporada con 15 partidos ganados como local, un empate cedido ante el Málaga y tres derrotas ante Barcelona, Sevilla y Real Madrid. Se le puede perdonar. La Europa League es su premio, suerte a los baleares.


Y ahora llega la final de Copa para el Sevilla, la oportunidad de añadir un título a su palmarés y la oportunidad para el Atlético de sumar un nuevo doblete catorce años después. Más que el fútbol de uno y otro equipo, que no es poco, o la respuesta física que tengan a estas alturas de la temporada, creo que será la mentalidad y la confianza de unos y otros la que principalmente defina el resultado. Ambos equipos llegan crecidos: El Sevilla ha conseguido su objetivo de llegar al cuarto puesto, y el Atlético más aún después de ganar por fin un título, y por fin un título europeo después de tantos años. Será un bonito duelo y no sé quién saldrá vencedor, pero ganará el fútbol.

13 mayo 2010

Dunga y el catenaccio brasileño


Si en el anterior post repasábamos los distintos equipos que tuvo Brasil a lo largo de los últimos mundiales, en éste repasaremos el equipo actual que ha elegido Dunga para afrontar la cita africana.


El equipo del ex internacional brasileño es diferente, quién sabe si por concepto o por amoldarse a las circunstancias, unas circunstancias en las que Brasil ya no tiene arriba la magia que poseía en anteriores mundiales. Dunga tiene un conjunto más trabajado tácticamente y menos dado al libre albedrío ofensivo de anteriores equipos brasileños. El eje de la zaga suele contar con Lúcio y Juan o Luisao, con el milanista Thiago Silva como alternativa, en un cuarteto de centrales de muchos quilates. Los laterales forman con el magnífico interista Maicon por la derecha con un auténtico suplente de lujo: el barcelonista Alves, que sería titular en cualquier otra selección. Por la izquierda desempeñan Michel Bastos, del Lyon, quien a veces ocupa la banda derecha del ataque en el equipo francés, y el veterano Gilberto. Sorprenden dos bajas en esta demarcación: el madridista Marcelo, quien ha crecido mucho este año pero que aún no es un bastión en defensa, y David Luiz, jugador del Benfica por el que se pelea media Europa. Aunque posiblemente habría sido el deportivista Filipe el inquilino de la demarcación de no haber sido por la lesión que sufrió ante el Athletic.


El centro del campo forma con el sempiterno Gilberto Silva y con Felipe Melo, quien completó una magnífica Confecup pero ha bajado mucho el rendimiento en la Juventus. Kaka' es el encargado de otorgar magia al centro del campo desde la mediapunta, y Elano o Josué suelen completar el centro del campo. Baptista se postula como reserva tras una temporada irregular en Roma. Es evidente que el ex madridista no ha vuelto a ofrecer el mismo nivel desde que salió del Sánchez Pizjuán. Por su parte, el benfiquista Ramires contará con minutos. Sorprende la inclusión del veterano Kléberson, titular en el Mundial de 2002, un centrocampista defensivo de los que han acostumbrado a ocupar el centro del campo brasileño.



La delantera es el principal déficit de esta selección respecto a pasadas citas mundialistas: Luis Fabiano se encarga de que el balón toque la red y presumiblemente esté acompañado en la punta de ataque por Robinho, quien ha recuperado las buenas sensaciones en el Santos tras un mal comienzo de temporada en el Manchester City. También Robinho podría bajar a la media y dejar su puesto arriba a Nilmar, el jugador del Villarreal, en la que sería una opción más ofensiva y menos probable. Grafite completa el póker atacante, un futbolista que apenas ha jugado dos encuentros con el combinado brasileño, que deslumbró a Europa el año pasado en las filas del Wolfsburgo compartiendo ataque con Dzeko y finalizando como máximo goleador de la Bundesliga con 28 goles en 25 partidos, pero que este año no ha brillado tanto al quedarse en once tantos anotados.


Para el final, y no menos importante, he dejado al portero Julio César. En el interista ha encontrado Brasil por fin un guardameta a la altura de los mejores. Taffarel alcanzó fama como parapenaltys, pero distaba de ser un gran portero, y Dida tuvo su momento de gloria pero siempre ha sido un portero tremendamente irregular. Marcos, en el 2002, completó un buen mundial y ha sido el guardameta más seguro que ha tenido Brasil en los últimos años hasta la llegada de Julio César, pero su estrella se apagó tras aquel mundial. Una delantera correcta y un gran portero, el mundo al revés.



Luis Fabiano ha dado sobradas muestras de tener el gol entre ceja y ceja y Kaka' siempre ofrece lo mejor de sí mismo con la selección, pero indudablemente esta selección no tiene la magia de antaño. Compensa con un mayor orden táctico y una defensa muy fiable, pero, aunque cabría no infravalorar la calidad de los jugadores que actualmente forman la Canarinha, ver a Brasil con futbolistas como Ronaldo, Romário, Rivaldo o Ronaldinho era un auténtico lujo, y aunque a Dunga le avalen los resultados, pues ha sido campeón de la Copa América y de la Confecup, no es lo mismo ver a esta selección ahorrando juego y gastando presión y empuje. Es tan válido como cualquier otro sistema y la pelota toca la red, que es lo que importa, y quizá Dunga se limite a sacar rendimiento a lo que tiene, pero dejar fuera a futbolistas como Pato y Diego da pistas sobre la idea que tiene el seleccionador, aunque en el caso del milanista se ha hablado de posibles juergas nocturnas con Ronaldinho por la noche de Milán, habladurías…

Son favoritos como el que más, pero éste no es el Brasil que conocí, me lo han cambiado.

Brasil, Magia y los últimos mundiales



Estamos en fechas próximas al Mundial y, aparte de que se nos pongan los dientes largos cual vampiro trasnochado con su pistoletazo de salida, van apareciendo poco a poco las distintas listas de seleccionados y preseleccionados de cada uno de los combinados. Ha habido sorpresas para todos los gustos: que si Cambiasso se queda fuera por aquí, Totti por allá, Moutinho por el otro lado… y la selección brasileña del controvertido Dunga no podía ser una excepción. Sin ambages, ha dejado fuera nada más y nada menos que a Pato y Diego, dos de los futbolistas de pasaporte brasileño con más calidad, si bien no han firmado su mejor temporada, ¿pero qué se podría decir entonces de Felipe Melo, Baptista o Grafite? Dunga tiene formado su bloque y no parece tener la más mínima intención de modificarlo, le ha ido bien en cuanto a resultados y ha hecho del “lo que bien funciona no se toca” una máxima.


Criticado ha sido desde sus inicios por su fútbol económico y especulativo en un país acostumbrado a la magia de los que habitualmente son los mejores futbolistas del mundo, pero… ¿podemos afirmar con rotundidad que Brasil ha sido un ejemplo de gran juego colectivo al estilo de la selección española campeona de la Eurocopa‘08? La rotundidad ofrece una respuesta negativa. Brasil, al menos desde que tengo recuerdos en esto del balompié, ha sido una selección con jugadores fuertes en el centro del campo, con laterales que ocupan toda la banda y, sobre todo, con genialidad arriba.


En 1994, el mundial de Estados Unidos, se proclamaron campeones bajo las órdenes de Parreira. Era aquel un equipo que contaba con un centro del campo que no estaba exento de calidad pero que destacaba por su fuerza. Estaba compuesto por el excelente Mauro Silva, otro jugador que destacó en nuestra liga, Mazinho, y el hoy seleccionador Dunga, quien poseía un juego similar a su concepto futbolístico. La magia de aquel centro del campo estaba reservada para el genial Zinho, quien nunca llegó a salir del fútbol brasileño. El portero era el irregular Taffarel y los laterales Branco, más bien defensivo, y Jorginho, uno de los grandes laterales que ha dado Brasil. La defensa se completaba con dos buenos centrales: Aldair y Marcio Santos, quien sufrió un auténtico calvario con las lesiones tras el mundial. Lo mejor lo he dejado para el final: su delantera, compuesta por Romário y Bebeto, era sin duda la mejor del campeonato y la clave de su triunfo. El ex jugador del Barcelona y Valencia concluyó con cinco goles, a sólo uno de los seis de Salenko y Stoichkov, mientras que Bebeto, ex de Dépor y Sevilla, anotó tres tantos y fue el perfecto acompañante de Romário.



Parreira dejó el banquillo brasileño rumbo a Valencia y su ayudante, el mítico Zagallo, tomaría las riendas de la selección. Un período, de 1994 a 1998, en el que sería campeón de la Copa América del 97 y finalista del Mundial de Francia en el que perdería ante la selección anfitriona de Zidane. Era aquel un equipo muy parecido al de Carlos Alberto Parreira: Dos laterales de largo recorrido, Cafú y Roberto Carlos, quienes completaron una gran trayectoria en la Canarinha. Un centro del campo fuerte con César Sampaio y el mismo Dunga, además de Leonardo quien alternaba la banda con el medio y se encargaba de poner las gotas de calidad al centro del campo. Y cómo no, una delantera demoledora, aún con Bebeto, quien no mostró el nivel exhibido en Estados Unidos, Ronaldo, que anotó cuatro goles en el primer mundial que jugó –no en el que estuvo, ya que tuvo una presencia testimonial en EE.UU. con 17 años- y Rivaldo, quien brillaba en las filas del Barcelona. Centro del campo fuerte y magia arriba fueron las señas de identidad, una vez más, de la selección de Brasil.


Llegó el mundial de 2002, esta vez con Scolari en el banco, y el guión apenas se modificaría con, eso sí, algunas variaciones. Felipao introdujo la defensa de cinco para fortalecer aún más el concepto de anteriores mundiales. Tres centrales: Lúcio, Roque Júnior y el zaragocista Edmílson para dar más libertad ofensiva a los mismos laterales de Francia 98, Cafú y Roberto Carlos. Contaban además con un buen portero por encima de la media acostumbrada en el país de O jogo bonito: Marcos, quien sin embargo no dio una a derechas tras el mundial. Una vez más un centro del campo fuerte con Gilberto y Kléberson, y la magia arriba: Un Ronaldinho que comenzaba a brillar internacionalmente; Rivaldo, quien cerraba ciclo como azulgrana pero que ofrecería su mejor versión en el mundial marcando cinco goles; y sobre todo Ronaldo, que acabó como máximo goleador del mundial tras los dos tantos marcados en la final ante Alemania, con una cuenta final de ocho, tres más que el alemán Klose y el propio Rivaldo. Una vez más la táctica funcionaba y Brasil conseguía su quinta Copa del mundo.



El mundial de 2006, disputado en Alemania bajo las órdenes de nuevo de Parreira, fue el más discreto de los comentados ya que cayeron en cuartos ante Francia y la imagen ofrecida no fue ni mucho menos positiva. Contaban con una buena plantilla que tenía como base al equipo campeón de 2002, ya sin Rivaldo pero con un Kaká en plenas facultades tras una presencia en Corea y Japón meramente testimonial. Contaban además con Adriano en la delantera y un joven Robinho, aunque la magia estaba reservada para Kaká, Ronaldinho y, una vez más, Ronaldo. El centro del campo volvería a contar con Gilberto, al que esta vez acompañarían jugadores de más calidad como Juninho Pernambucano y Zé Roberto, aunque el ex madridista hiciese también labores de contención. Un Mundial en el que Ronaldo no brilló como en Corea y Japón pero que sí le permitió marcar tres goles que le alzarían como máximo goleador de la historia de los mundiales superando al mítico jugador francés Just Fontaine, quien consiguió marcar 13 goles en el mundial de 1958 y al alemán “Torpedo” Muller, quien contaba con 14 dianas convertidas en los mundiales de 1970 y 1974.


Brasil cerraría un ciclo tras este mundial y daría paso, en términos generales, a una nueva generación de futbolistas y a un nuevo técnico en la figura de Dunga, quien sin cambiar de arriba a abajo toda la estructura de los últimos años sí ha introducido nuevos conceptos.

Hasta aquí el repaso a los distintos equipos con los que contó Brasil en los últimos mundiales. En el siguiente post me referiré al presente, al equipo brasileño para el próximo mundial de Sudáfrica.

11 mayo 2010

El descenso: Royal Rumble




Suena la campana, el árbitro da paso al que será el dramático último asalto del combate. 37 transcurrieron ya y aún permanecen cinco contendientes en pie dentro del ring. Según las reglas, quien logra hacer puntos para acabar la contienda se libra de la quema y así disfrutar plácido del final de una batalla que se prevé aguerrida y disputada hasta el último suspiro.


Sporting, Almería, Espanyol y Zaragoza fueron los últimos luchadores que alcanzaron los puntos suficientes para que los jueces considerasen oportuno que bajasen del ring. El Sporting empezó muy fuerte dando golpes verdaderamente duros a sus rivales y llegando a colocarse entre los mejores, pero la falta de un mayor entrenamiento de fondo les condenó a bajar escalones en el ránking y pasar apuros hasta el penúltimo round. Caminos contrarios llevaron los otros tres púgiles, quienes comenzaron el combate realmente mal pero enderezaron el rumbo, dos con cambio de entrenador mediante cuando a punto estaban de tirar la toalla. El otro, el Espanyol, dando confianza a un míster que hace poco dejó el ring y que conoce el escudo de su luchador como la palma de su mano.


Valladolid, Racing, Málaga, Tenerife y Xerez
. Los cinco contendientes medirán las escasas fuerzas que les quedan y sólo dos permanecerán en pie, mientras que tres de ellos tocarán la lona y verán impotentes cómo el árbitro cuenta hasta diez. El todos contra todos más igualado, dramático y emocionante que se recuerda.


El Valladolid, cuyo banquillo ha visto desfilar tres entrenadores esta temporada, parecía uno de los clubes sentenciados al descenso jornadas atrás. El nulo efecto que supuso la contratación de Onésimo, el bajo rendimiento de algunos jugadores y la falta de profesionalidad de otros, que desembocó en unas declaraciones de Marcos, su capitán, en las que ponía el grito en el cielo llamando a filas a sus compañeros con la salvación por bandera, parecía llevar al club a un clima de inestabilidad que acabaría con sus huesos en Segunda. Un viejo conocido del fútbol español, tan famoso por sus éxitos deportivos como por sus incendiarias declaraciones, fue el elegido para obrar el milagro. Falta una jornada y, tras conseguir 12 de 21 puntos posibles, Javier Clemente tiene al club como el mejor posicionado para la permanencia cuando muy pocos creían en él.



El Racing es el otro equipo que actualmente está fuera del descenso, pero su situación es la más rocambolesca de todas debido al galimatías en el que está sumido este igualado Royal Rumble, puede descender incluso ganando o permanecer aun perdiendo. Acostumbrado el Racing como está a situaciones límite y extrañas cual relato de Allan Poe no debería extrañar a nadie en Santander, sólo que esta vez falta alguien que solía estar al pie del cañón cuando el barco parecía hundirse: Nando Yosu. Un arrebato nostálgico más que otra cosa, porque ni mucho menos es Portugal un técnico mediocre, cogió al equipo tras un inicio de temporada realmente malo bajo las órdenes de Mandiá, lo enderezó y fue él quien dio la alternativa al gran descubrimiento de la temporada en la Liga: Canales. La primera vuelta terminó con 23 puntos en el casillero y parecía que el final de temporada llegaría sin grandes apuros, pero sólo trece puntos conseguidos en 18 jornadas le han condenado a sufrir hasta la última jornada en la que no depende de sí mismo aún estando fuera del descenso. El quinto mejor equipo fuera de casa, el peor como local. ¿Normalidad? Bobadas.


El Málaga llevaba buena parte de la temporada fuera de los puestos de descenso. El equipo de Muñiz, que mantuvo al Racing en primera el año pasado sin excesivos apuros, empezó la temporada de forma muy irregular para alcanzar una racha realmente positiva a mediados de la misma que tuvo su culminación en un buen partido en el Camp Nou en el que a punto estuvo de puntuar, pero el rey del empate ha encadenado una mala racha de resultados que le ha llevado a ocupar una plaza de descenso a falta de una jornada, en una campaña en la que Muñiz ha apostado por la gente de la cantera.



Xerez y Tenerife parecían abocados a regresar a la categoría de plata tras el ansiado ascenso. El Tenerife no puntuaba lejos del Heliodoro y como local se mostraba demasiado irregular, mientras que el Xerez no daba viso alguno de ser o parecer un equipo de primera, pero la contratación de Gorosito trajo consigo una inesperada, con los mismos mimbres de los que dispuso Ziganda, reacción que le ha llevado a tener posibilidades en la última jornada. Por su parte, el Tenerife continuó sin dar señales fuera de la isla, pero hizo de su campo un fortín como si la nube de cenizas se hubiese instalado entre la Península y las islas y ello nublase las mentes de sus rivales, y ha sido lo que realmente le ha dado importantes posibilidades de continuar un año más en primera. El Real Madrid, en febrero, fue el último equipo que ganó en Tenerife. Por último cabe destacar dos nombres totalmente relevantes en cada uno de estos equipos y que merecen todos los honores tras toda una trayectoria en la categoría de plata: Nino y Mario Bermejo, cuyos goles son los más robustos pilares sobre los que se sustentan Tenerife y Xerez respectivamente.



Difícil pronóstico. Hay rivales para todos los gustos: Valladolid y Málaga se llevan la peor parte ya que se enfrentan a los dos grandes, los dos equipos que se juegan la liga. Los pucelanos visitan el Camp Nou mientras que malagueños reciben al Madrid. El Racing recibe a un Sporting que no se juega nada, un arma de doble filo ésta, ya que por una parte los astures jugarán sin la tensión de haber algo en juego, pero por otra parte esa relajación puede dar lugar a que el equipo sportinguista juegue al fútbol sin reparos ni inhibiciones. En cualquier caso, como ya he comentado el equipo santanderino ha de jugar su partido y a la vez estar pendiente del transistor haga lo que haga. El Xerez visita Pamplona y el Tenerife Valencia, dos equipos que tampoco se juegan nada y para los que valdría lo comentado sobre el Sporting. El que peor lo tiene es el equipo xerezano ya que posee tres puntos menos que el resto, que se hallan en 36. Sin embargo, la gran guerra está en los enfrentamientos directos entre ellos y el Xerez sale ganando ya que sólo tiene cuentas perdidas ante el Racing.


Un auténtico todos contra todos en la última jornada como no se recuerda en los últimos años. Y suerte que el ring no tiene jaula…

10 mayo 2010

Ronaldo y Messi: Una comparación diferente



Ni mucho menos es mi intención hablar de un capítulo más acerca del eterno –desde hace un año- debate entre los dos grandes gladiadores del fútbol actual: Messi y Cristiano Ronaldo. Pero sí entraré en el terreno de las siempre odiosas comparaciones y me valdré de uno de los anteriormente citados y al otro le quitaré la etiqueta de cristiano para quedarme con un Ronaldo que sabe a añejo, a goles a ritmo de samba y de quien cuenta la leyenda que de vida cristiana y religiosa no tiene en exceso.


Falta una jornada para que la excelsa en puntos temporada para Barcelona y Real Madrid toque a su fin y dé paso a la máxima competición del fútbol mundial. El sábado se jugó la fecha número 37 y Messi añadió un gol más a su cuenta particular, una cuenta que salvo milagro y/o éxtasis goleador de Higuaín o Cristiano Ronaldo en la última jornada le otorgará uno de los pocos trofeos que aún le quedan por conquistar: el Pichichi. A 32 se eleva el número de goles conseguidos en la que, si bien no es su temporada más exitosa a nivel colectivo ya que el triplete del año anterior era difícilmente repetible, sí ha sido su mejor campaña a nivel individual. Si el argentino marca en la última jornada dos goles más, como local ante el Valladolid, habrá igualado el récord goleador azulgrana en una sola temporada, actualmente en poder del brasileño Ronaldo en la temporada 96/97, su única en el Camp Nou.


Hablemos de números, eso que tanto les gusta a unos y aborrecen otros, pero que al fin y al cabo no engañan a nadie: Las cifras de Ronnie se dividen en 34 goles marcados en 37 jornadas disputadas en liga, a los que habría que añadir ocho más en cinco partidos repartidos entre Copa y Supercopa, y cinco goles más en siete encuentros de competición europea, que en este caso fue la extinta Recopa de Europa, aquel torneo que reunía a los ganadores de Copa de las ligas europeas. En total, 47 goles en 49 partidos. Por su parte, Messi lleva anotados 32 tantos en 34 partidos, más un gol en tres partidos de Copa del rey, ocho en once partidos de Champions, dos en la Supercopa de España y dos más en los dos encuentros que disputó en el Mundialito de clubes, a lo que habría que añadir un partido más en el que no marcó, el de la Supercopa europea –a la postre, el partido por el cual Pedro sí ostenta el récord de haber marcado en seis competiciones distintas en una temporada-. Las cifras totales son de 45 goles en 52 partidos, a falta, repito, de la última jornada de liga.



Vaya por delante que las comparaciones siempre dejan cierta sensación de intrascendencia, pero me parece éste un buen momento como otro cualquiera para hablar de dos magos del balompié y, si bien no tratar de hacer un exhaustivo análisis de sus virtudes y defectos, sí comentar la trascendencia e importancia que cada uno tuvo/tiene para su equipo y, cómo no, para el fútbol. Es harto difícil comparar a dos futbolistas como Messi y Ronaldo y más fácil la comparación con el portugués del Real Madrid, ya que ambos juegan un rol similar en sus respectivos clubes, no tanto por sus características y sí por la demarcación y el peso dentro del ataque de ambos conjuntos. Ronaldo es –porque aún sigue jugando en un grande del fútbol brasileiro- un nueve, un finalizador, mientras que Messi es un mediapunta que hace ya unos meses abandonó la banda diestra y las diagonales para situarse por el centro, aunque de vez en cuando nos deleite con una de sus jugadas preferidas, ésa en la que arranca desde la derecha y sortea cuantos rivales le salen al paso, y en la que un servidor no se explica cómo el portero no sabe ya que va a disparar al palo largo, una jugada muy del gusto también del extremo holandés de Bayern, Robben.


Cabría analizar no sólo sus características individuales sino también los distintos equipos en los que jugaron, sí, el mismo club, pero en épocas muy distintas. Messi juega actualmente en el que por consenso es el mejor Barça de todos los tiempos, el equipo que logró el sexteto, todo aquello que estaba en juego, un equipo en el que han triunfado las señas de identidad que han caracterizado al club desde que Cruyff arribó al club azulgrana como entrenador y que Laporta y Rijkaard se encargaron de recuperar tras varios años a la deriva de la mano de Gaspart, para que más tarde Guardiola rematase la faena. Por su parte, Ronaldo jugó su primera y última temporada en Can Barça el año en el que Sir Bobby Robson se hizo cargo del club en un período de transición con un equipo totalmente renovado y un halo de interinidad hasta la llegada del técnico que realmente deseaba Núñez para su nuevo proyecto: Louis van Gaal, tras los últimos años en los que Cruyff tocó las últimas notas del Dream Team.


Si tan sólo pensase en la temporada anterior no tendría dudas sobre la importancia de uno y otro en sus respectivas épocas, ya que a pesar de la magnífica temporada que firmó Messi el año pasado y que culminó con la consecución del Balón de Oro y el Fifa World Player, creo que La Pulga se benefició en parte de estar en un equipo que componía una perfecta partitura y en el que Messi era un músico más, sin embargo Ronaldo era la voz cantante de aquel equipo y gracias en buena parte a él se lograron aquellos éxitos. Sin embargo el jugador argentino se ha superado este año, ha batido sus registros goleadores que ya fueron muy importantes el año pasado -38 goles en 51 partidos- y ha dado muchos puntos a su equipo cuando éste no acababa de encontrar el sendero de la victoria y se encontraba con partidos que no acertaba a resolver, sirvan como ejemplo los encuentros ante Valencia o Zaragoza con sendos hat-tricks, o el estratosférico partido que jugó en el Camp Nou en la vuelta de los cuartos de la Champions ante el Arsenal en el que marcó cuatro goles.




En aquella temporada, Ronaldo no formaba parte del mejor equipo, etiqueta que se llevaría con merecimiento el ordenado y sobre todo regular conjunto de Fabio Capello, quien además sólo hubo de centrarse en la competición doméstica tras el desastroso año anterior en el que el Madrid no se clasificó para competición europea. Sin embargo Ronaldo sí era, y con mucho, el mejor jugador de la liga y del mundo en ese momento, y posiblemente el mejor nueve que haya pasado jamás por nuestra liga. Sus actuaciones fueron decisivas para los tres títulos logrados por aquel equipo, desde la Supercopa ante el Atlético del Doblete en la que marcó dos tantos en la ida hasta la final de la Recopa disputada ante el PSG y decidida con un tanto suyo de penalti, pasando por sus 34 goles marcados en liga.


Messi tiene a su favor el que, al jugar en una posición más retrasada, influye y participa más en el juego de su equipo, no en la elaboración pero sí en la capacidad para asociarse con sus compañeros de ataque, más aún desde que actúa por el centro. Tiene un regate excepcional, el balón es su amigo y parece no querer apartarse de su bota cuando toma contacto con el futbolista argentino. Ronaldo, en cambio, es el mejor finalizador que han visto los ojos de un servidor. Un jugador que, al contrario que muchos delanteros, a medida que se acercaba a la portería veía más grande el arco y más pequeño el portero, que se deshacía con insultante facilidad de sus marcadores con una mezcla de técnica y una potencia física descomunal.



Definitivamente son dos jugadores que, en el caso del brasileño en su día, y en el caso actual del argentino -con permiso de Cristiano Ronaldo- están un paso por delante del resto. Cada cual tendrá su opinión, y en mi caso me decantaré, por escasas décimas de diferencia, por Ronaldo, aquel Ronaldo que deslumbró a todo el mundo futbolístico antes de sus graves lesiones, que le daba lo mismo jugar en Holanda, España o Italia ya que lo suyo era un balón como aliado y una red como objetivo, que triunfó tanto con sus clubes como con su selección y que superó todos y cada uno de los obstáculos que su rodilla quiso intercalar en su carrera. La de Messi está aún, si no en sus inicios, sí en una temprana fase, y a pesar de todo lo que ya ha conseguido puede lograr más triunfos aún, pero hoy por hoy me quedo con O Fenómeno, quien si no hubiese sido por sus graves lesiones quizá hoy estaría, por derecho propio, en el Hall of Fame del balompié junto a leyendas como Di Stefano, Pelé o Maradona.

Ronaldo: El año que deslumbró al mundo



Siempre fue la liga holandesa terreno franco para los delanteros. Una competición, la Eredivisie, en la que prima el fútbol ofensivo, se descuidan los cerrojos y los catenaccios no se estilan. Ha sido siempre un trampolín para delanteros que empezaban en el fútbol profesional y querían hacerse un nombre en el panorama internacional para así dar el salto a una liga más competitiva. En las dos últimas décadas, los holandeses Bergkamp, Van Nistelrooy, Kuyt o Huntelaar o los foráneos Romário, Kezman –en tres ocasiones- o Litmanen mostraron su capacidad goleadora alcanzando el trofeo de máximo goleador, que en este último año ha recalado en el uruguayo Luis Suárez con la friolera de 35 goles. Pero en calidad y trascendencia por lo aportado al fútbol se sitúa por encima de ellos, si cabe, el que fue máximo anotador en la campaña 94/95 con 30 goles conseguidos con la elástica del PSV, un brasileño de apenas 19 años que poco más tarde deslumbraría a todo el mundo futbolístico, su nombre era Ronaldo.


Sonado fue su fichaje por el Barcelona dos temporadas después tras una campaña en la que tuvo problemas con las lesiones y que, sin embargo, no le impidieron marcar doce goles en trece partidos. Y sonado fue porque llegó a ser el traspaso más caro de la historia del fútbol, aunque poco duró el récord ya que ese mismo verano el Newcastle rebasaría esas cifras con el fichaje de Shearer. Núñez, entonces presidente del Barcelona, decidió apostar por otro ariete brasileño del PSV tras el buen rendimiento de Romário y no dudó en desembolsar 2.500 millones de las antiguas pesetas, en una temporada que suponía la primera tras la exitosa etapa de Cruyff y el Dream Team.


El tristemente fallecido Sir Bobby Robson sería el elegido para comandar la nave azulgrana. Era aquel un buen equipo en lo que a nombres se refiere: Figo cumplía su segunda temporada en el club y comenzaba a verse ya al que sería uno de los mejores futbolistas de su generación; el centro del campo estaba liderado por el hoy técnico del club, Pep Guardiola, al que acompañaba en labores de contención el rumano Gica Popescu; Luis Enrique acababa de ser fichado y como azulgrana ofrecería sus mejores años, sorprendentemente como lateral derecho, y en la defensa le acompañaban zagueros tan solventes como Sergi, Abelardo o Blanc. Ronaldo era el estilete de aquel equipo que jugaba con un claro 4-2-3-1, y detrás de él se solía situar quien se convertiría en su mejor socio: el cántabro Iván De La Peña, quien dio grandes asistencias al nueve brasileño a pesar de que nunca contó con la total confianza del técnico inglés, quien alternaba al Pequeño Buda con el brasileño Giovanni.



El mayor hándicap de aquel equipo radicaba en que no era un grupo asentado sino que el club se hallaba inmerso en una etapa de renovación tras los últimos coletazos del equipo de Cruyff. Robson contaba con una idea futbolística muy válida pero distinta de la escuela holandesa a pesar del gusto por el buen trato de balón que el inglés imprimía a sus equipos. Pero lo más importante es que sobre Robson recayó siempre la sombra de una presunta interinidad: el club estaba inmerso en dudas y sólo un año más tarde la directiva azulgrana apostaría por volver a la escuela holandesa con el fichaje de Louis Van Gaal, fichaje que Núñez deseaba un año antes pero que fue imposible de concretar, y Robson no era considerado otra cosa que un parche hasta la llegada del exitoso técnico del Ajax. Por otra parte, la Ley Bosman causaba estragos en la Europa futbolística y el Dream Team dio paso a una pléyade de futbolistas extranjeros.


Contaba con un gran once, pero la plantilla se quedaba un tanto corta para afrontar con plenas garantías todas las competiciones. El banquillo solía formar con jugadores que daban sus últimas patadas al balón como azulgranas, tal era el caso de Nadal, Ferrer o Amor; futbolistas en la cuesta abajo de sus carreras como Bakero o Stoichkov, quien retornaba de un discreto paso por la liga italiana; fichajes fallidos como los de Amunike y Cuéllar o canteranos que no acababan de explotar como los hermanos Óscar y Roger o Celades, la denominada Quinta del Mini. En cambio Ronaldo, el mayor efectivo de la plantilla, sí contaba con un sustituto de plenas garantías: el hispano-argentino Pizzi, quien a cuentagotas jugó junto al brasileño debido al ya comentado sistema de Robson en el que únicamente había cabida para un ariete.


Aún así, el Barcelona concluyó aquella temporada con sobrado saldo positivo ya que se conquistaron tres títulos: Recopa, Copa y Supercopa, sin embargo dicha campaña quedó un tanto oscurecida por el segundo puesto en el torneo de la regularidad en favor del Madrid de Capello, quien contaba con una gran delantera formada por Raúl, Súker y Mijatovic y un bloque compacto, semilla del equipo que sería tres veces campeón de Europa. Aquel equipo entrenado por Robson, a pesar de estar bien trabajado y ofrecer en ocasiones un fútbol atractivo con un acertado uso de las bandas, tenía ciertas lagunas colectivas y acostumbraba a decidir los partidos por destellos individuales en los que sobresalía principalmente un futbolista que deslumbró a todo el mundo y con el que las defensas tenían pesadillas en las que no encontraban la forma de pararle cuando en carrera se acercaba a ellos, como si Freddy hubiese cambiado las garras por un balón y el jersey de rayas negras y rojas por una camiseta con franjas azules y granas.




Desde la Supercopa disputada ante el Atlético del Doblete en la que Ronaldo marcó dos tantos hasta la final de la Recopa, finalmente conquistada con un tanto suyo de penalti ante el PSG, pasando por 34 goles en liga -récord azulgrana hasta la fecha- fue sin duda la consagración de un futbolista que marcaría una época a pesar de las graves lesiones que posteriormente sufriría en el Calcio, que se convertiría en el máximo goleador de la historia de los mundiales y que volvería a conseguir el Pichichi de la Liga con la camiseta del eterno rival. Sinceramente albergo dudas sobre qué habría conseguido aquel equipo sin la participación de Ronaldo, quien fue muchas veces decisivo para su equipo y que marcó goles para el recuerdo como los conseguidos ante el Valencia y sobre todo ante el Compostela, que dio la vuelta al mundo.


Todos los grandes equipos del continente se hicieron eco del que era el mejor jugador del momento y no tardaron en hacerle llegar cantos de sirena. Parecía imposible que el Barcelona dejase escapar a un futbolista como él, pero en el fútbol la normalidad dista mucho en ocasiones de la realidad y Ronaldo se decantó finalmente por irse de Can Barça tras no alcanzar un acuerdo para la renovación de su contrato debido a su mala relación con Núñez. El Inter no dudó en pagar la cláusula de rescisión fijada en 4000 millones y se hizo con el genial delantero brasileño quien no tardó en brillar como Nerazzurri, pero ésa es otra historia y en el siguiente capítulo de Dentro de Juego trataré la difícil comparación del astro brasileño con el actual icono barcelonista: Leo Messi.