13 mayo 2010
Brasil, Magia y los últimos mundiales
Estamos en fechas próximas al Mundial y, aparte de que se nos pongan los dientes largos cual vampiro trasnochado con su pistoletazo de salida, van apareciendo poco a poco las distintas listas de seleccionados y preseleccionados de cada uno de los combinados. Ha habido sorpresas para todos los gustos: que si Cambiasso se queda fuera por aquí, Totti por allá, Moutinho por el otro lado… y la selección brasileña del controvertido Dunga no podía ser una excepción. Sin ambages, ha dejado fuera nada más y nada menos que a Pato y Diego, dos de los futbolistas de pasaporte brasileño con más calidad, si bien no han firmado su mejor temporada, ¿pero qué se podría decir entonces de Felipe Melo, Baptista o Grafite? Dunga tiene formado su bloque y no parece tener la más mínima intención de modificarlo, le ha ido bien en cuanto a resultados y ha hecho del “lo que bien funciona no se toca” una máxima.
Criticado ha sido desde sus inicios por su fútbol económico y especulativo en un país acostumbrado a la magia de los que habitualmente son los mejores futbolistas del mundo, pero… ¿podemos afirmar con rotundidad que Brasil ha sido un ejemplo de gran juego colectivo al estilo de la selección española campeona de la Eurocopa‘08? La rotundidad ofrece una respuesta negativa. Brasil, al menos desde que tengo recuerdos en esto del balompié, ha sido una selección con jugadores fuertes en el centro del campo, con laterales que ocupan toda la banda y, sobre todo, con genialidad arriba.
En 1994, el mundial de Estados Unidos, se proclamaron campeones bajo las órdenes de Parreira. Era aquel un equipo que contaba con un centro del campo que no estaba exento de calidad pero que destacaba por su fuerza. Estaba compuesto por el excelente Mauro Silva, otro jugador que destacó en nuestra liga, Mazinho, y el hoy seleccionador Dunga, quien poseía un juego similar a su concepto futbolístico. La magia de aquel centro del campo estaba reservada para el genial Zinho, quien nunca llegó a salir del fútbol brasileño. El portero era el irregular Taffarel y los laterales Branco, más bien defensivo, y Jorginho, uno de los grandes laterales que ha dado Brasil. La defensa se completaba con dos buenos centrales: Aldair y Marcio Santos, quien sufrió un auténtico calvario con las lesiones tras el mundial. Lo mejor lo he dejado para el final: su delantera, compuesta por Romário y Bebeto, era sin duda la mejor del campeonato y la clave de su triunfo. El ex jugador del Barcelona y Valencia concluyó con cinco goles, a sólo uno de los seis de Salenko y Stoichkov, mientras que Bebeto, ex de Dépor y Sevilla, anotó tres tantos y fue el perfecto acompañante de Romário.
Parreira dejó el banquillo brasileño rumbo a Valencia y su ayudante, el mítico Zagallo, tomaría las riendas de la selección. Un período, de 1994 a 1998, en el que sería campeón de la Copa América del 97 y finalista del Mundial de Francia en el que perdería ante la selección anfitriona de Zidane. Era aquel un equipo muy parecido al de Carlos Alberto Parreira: Dos laterales de largo recorrido, Cafú y Roberto Carlos, quienes completaron una gran trayectoria en la Canarinha. Un centro del campo fuerte con César Sampaio y el mismo Dunga, además de Leonardo quien alternaba la banda con el medio y se encargaba de poner las gotas de calidad al centro del campo. Y cómo no, una delantera demoledora, aún con Bebeto, quien no mostró el nivel exhibido en Estados Unidos, Ronaldo, que anotó cuatro goles en el primer mundial que jugó –no en el que estuvo, ya que tuvo una presencia testimonial en EE.UU. con 17 años- y Rivaldo, quien brillaba en las filas del Barcelona. Centro del campo fuerte y magia arriba fueron las señas de identidad, una vez más, de la selección de Brasil.
Llegó el mundial de 2002, esta vez con Scolari en el banco, y el guión apenas se modificaría con, eso sí, algunas variaciones. Felipao introdujo la defensa de cinco para fortalecer aún más el concepto de anteriores mundiales. Tres centrales: Lúcio, Roque Júnior y el zaragocista Edmílson para dar más libertad ofensiva a los mismos laterales de Francia 98, Cafú y Roberto Carlos. Contaban además con un buen portero por encima de la media acostumbrada en el país de O jogo bonito: Marcos, quien sin embargo no dio una a derechas tras el mundial. Una vez más un centro del campo fuerte con Gilberto y Kléberson, y la magia arriba: Un Ronaldinho que comenzaba a brillar internacionalmente; Rivaldo, quien cerraba ciclo como azulgrana pero que ofrecería su mejor versión en el mundial marcando cinco goles; y sobre todo Ronaldo, que acabó como máximo goleador del mundial tras los dos tantos marcados en la final ante Alemania, con una cuenta final de ocho, tres más que el alemán Klose y el propio Rivaldo. Una vez más la táctica funcionaba y Brasil conseguía su quinta Copa del mundo.
El mundial de 2006, disputado en Alemania bajo las órdenes de nuevo de Parreira, fue el más discreto de los comentados ya que cayeron en cuartos ante Francia y la imagen ofrecida no fue ni mucho menos positiva. Contaban con una buena plantilla que tenía como base al equipo campeón de 2002, ya sin Rivaldo pero con un Kaká en plenas facultades tras una presencia en Corea y Japón meramente testimonial. Contaban además con Adriano en la delantera y un joven Robinho, aunque la magia estaba reservada para Kaká, Ronaldinho y, una vez más, Ronaldo. El centro del campo volvería a contar con Gilberto, al que esta vez acompañarían jugadores de más calidad como Juninho Pernambucano y Zé Roberto, aunque el ex madridista hiciese también labores de contención. Un Mundial en el que Ronaldo no brilló como en Corea y Japón pero que sí le permitió marcar tres goles que le alzarían como máximo goleador de la historia de los mundiales superando al mítico jugador francés Just Fontaine, quien consiguió marcar 13 goles en el mundial de 1958 y al alemán “Torpedo” Muller, quien contaba con 14 dianas convertidas en los mundiales de 1970 y 1974.
Brasil cerraría un ciclo tras este mundial y daría paso, en términos generales, a una nueva generación de futbolistas y a un nuevo técnico en la figura de Dunga, quien sin cambiar de arriba a abajo toda la estructura de los últimos años sí ha introducido nuevos conceptos.
Hasta aquí el repaso a los distintos equipos con los que contó Brasil en los últimos mundiales. En el siguiente post me referiré al presente, al equipo brasileño para el próximo mundial de Sudáfrica.
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2 comentarios:
pero en el mundial del 94 Raí no era titular??
Buen apunte, ya que Raí era sin duda uno de los futbolistas más técnicos de aquel equipo y efectivamente comenzó el mundial como titular, pero sólo en la primera fase para posteriormente perder el puesto en favor de Mazinho. A partir de octavos, donde se derrotó a la anfitriona, Mazinho jugaría todos los partidos como titular y Raí no volvería a salir en el once. Está claro que Parreira se mostró conservador al jugar con Mazinho, Mauro Silva y Dunga, con solamente Zinho como jugador más creativo, pero qué duda cabe de que le salió bien la jugada.
También el hoy técnico del Milán, Leonardo, de quien se rumorea que podría ser el próximo seleccionador si Dunga busca nuevas aventuras, comenzó como titular en el lateral izquierdo, pero después de su expulsión, precisamente en octavos, perdió el puesto ante Branco.
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